Ebraheem Matar

Médico de la unidad de cuidados intensivos del Hospital de los Mártires de Al Aqsa y un bloguero de Gaza.

11 de octubre de 2023

Los diarios de un testigo de la guerra, como médico en los hospitales de Gaza.


Oh Dios, he visto todo lo que hay que ver. He visto a gente corriendo al hospital tras los bombardeos, cubierta de sangre, arena y cenizas. He visto sus rostros llenos de asombro ante el horror del suceso, como si no supieran por el horror del shock lo que acababa de ocurrir. He visto cómo sus cuerpos dejaban de respirar porque el humo de los incendios se había colado en sus gargantas, o porque el acero les había arrancado la carne del pecho.

He visto cuerpos que llegaban escupiendo polvo, como si fueran una esponja mojada en ceniza. He visto a niños desangrarse y caer en coma, porque pesadas rocas caían sobre sus frágiles cabezas. He visto personas cuyos colores, rasgos y nombres cambiaban, porque a veces no es posible identificar a los heridos. Dicen: "Límpiale la cara del polvo, quizá le reconozcamos". Lo hacen y descubren que es fulano de tal, el hombre amable y sencillo, que estaba sentado en su casa porque no tenía dónde escapar.

He visto a madres corriendo por los pasillos, llorando como si el mundo se les hubiera derrumbado en el corazón, jadeando con preguntas abrumadoras y gritando: "¿Están vivos? ¿Quién sigue vivo? ¿Dónde están mis hijos? oh Dios, son todo lo que tengo".

He visto a gente perpleja por el gran número de víctimas. "¿Cuántos muertos hemos contado hoy? ¿Nos hemos equivocado al contar? En la última hora nos han llegado dos niños mártires y dos niños con hemorragias craneales. Al menos diez jóvenes llegaron sin signos vitales de un solo golpe. Trozos de carne, partes del cuerpo entregadas en una pequeña bolsa, y cabezas con masa encefálica expuesta".

He oído las voces de los desconsolados gritando a pleno pulmón, hasta que les duele la garganta y sus voces rasgan el aire. Gritan al oído del mártir:

"¿Adónde fuiste y me dejaste? ¿Quién me quedará después de ti?".

"No me dijiste que te ibas, podías haberme dicho que te despidiera".

Sientes que sus voces salen heridas del fondo del alma, del corazón de las profundidades de un alma triste.

He oído a alguien decir: "Señor, somos gente buena y pobre, ¿por qué nos pasa todo esto?".

 He visto a gente discutir sobre las noticias, la política y el destino de la guerra, mientras compartían opiniones, y luego ellos mismos se convertían en noticia en los informativos. He visto a colegas a los que saludas por la mañana, y luego le consuelas por la muerte de su familia por la noche. Me he sentado con alguien que hablaba solo, preguntándose: "Todos estos heridos y mártires eran como nosotros hace una hora, estaban vivos hace poco, me pregunto cuándo sera nuestro turno".

14 de octubre de 2023

Otro tipo de víctimas de la guerra, además de los heridos directos.

Hoy ha venido al hospital un paciente de poco más de sesenta años con una enfermedad cardiovascular. Sufría un ataque agudo de angina de pecho, que provocó una brusca caída de la circulación sanguínea y le paró el corazón.

 Pero, ¿cómo se produjo este episodio?

 Estaba desplazado, viajando desde Gaza hacia el sur en un coche con sus hijos, cuando vio caer el misil de un cohete sobre las cabezas de los desplazados en la calle Salah al-Din. Se sintió abrumado por el miedo, el asombro y la angustia, además de la pena que pudo haber sentido por tener que abandonar su hogar y su ciudad, como  refugiado hacia el sur.

La verdad es que aquí hay víctimas de otro tipo, víctimas humanas que no están directamente heridas. Son seres humanos, que reaccionan ante los acontecimientos y se asustan como cualquier ser humano normal. El grado de miedo, dolor y desesperación es tan alto que puede hacer que sus corazones se detengan por completo.

 

14 de noviembre de 2023

Sobre el sentimiento de ver tu ciudad que amas caer, ver las calles que amas siendo destruidas, los lugares que amas, y el mar que amas, y de ver a tus amigos y seres queridos cayendo en su sangre uno tras otro, sin que nadie los ayude. Todo esto es suficiente para destrozarte tu corazón, y entumecerte por el intenso dolor y el desconcierto. Oh Dios, esto es demasiado, oh Dios.

Mi sueño era vivir una vida normal en Gaza, como cualquier persona del mundo, que vive en el país en el que nació. Era feliz con mi hogar, mi trabajo, y con los cafés y los amigos. Eso era más que suficiente. Apreciaba la cercanía a mi padre, a mi madre, a mis hermanos, a los árboles y al mar. Odiaba la idea del exilio y no deseaba vivirla. Oh Dios, ¿estaba tan equivocada? 

 

24 de diciembre de 2023

Me pregunto, ¿sobreviviré y volveré a mi querida Gaza algún día? ¿Volveré a hacer las cosas sencillas que me gustan?

Dar largos paseos por sus calles, sentarme junto al mar a primera hora de la mañana para contemplar el vasto mar azul y el amplio cielo que lo cubre, sabiendo que el cielo y el mar son nuestra única conexión con el mundo exterior.

¿Volveré a escuchar música junto al mar con los amigos, mientras hablamos, reímos y nos burlamos del mundo, cantando y charlando hasta que amanezca?

¿Volveré a sentarme en esa cafetería que sirve ese café increíble y esa mágica tarta de Nutella, y sentiré que estoy en la ciudad más bonita del mundo? ¿Volveré a sentarme con mi madre junto al mar para ver la puesta de sol, para presenciar y celebrar el sol nadando en el mar? ¿Una escena que a mi madre le gusta tanto, y piensa que es la más bella de la vida? ¿Volveremos a pasear de noche en los días fríos para sentir el ligero viento que nos pica en las mejillas y tocar las gotas de lluvia con las manos?

 ¿Volveremos a pasear lentamente por el barrio de Al-Rimal y a pasarlo mejor que nunca en el mercado de Omar Al-Mukhtar? ¿Volveremos a nuestra comida favorita? ¿Un bocadillo de falafel con salsa picante de Al Soussi, seguido de un granizado de limón de Kazim Ice Cream: la combinación más deliciosa del mundo?

¿Volveremos a estudiar en la universidad, y luego nos sentaremos en el parque Al-Katiba?

Para contemplar el verdor brillante de la hierba, y respirar aire fresco; nuestro aire acondicionado natural procedente de los árboles y el mar, como dice el tío Abu Ahmad, mientras nos prepara el té.

¿Volverán los hombres al puerto de Gaza a las seis de la mañana para comprar pescado fresco en cuanto salga del mar? Oh Gaza, ¿volveremos a comer pescado de tu mar, a llenar nuestros estómagos infinitamente y a sentirnos abrumados por la felicidad?

¿Volveremos a dar una vuelta por las aguas del mar en un barco desde el puerto?

¿Volverá esa buena familia, que se extiende desde el abuelo hasta el niño, a ir al mar en un gran autobús el viernes por la mañana para quedarse hasta la noche? mientras los niños celebran y nadan hasta que sus almas se tocan con la sal y la arena, jugando y regocijándose hasta que se cansan?

¿Volveré a pasear por las mañanas junto al mar sin que me alcance ningún misil?

 ¿Volveré a soñar con convertirme en el campeón de todos los campeones en ese lujoso gimnasio que me encanta, para luego ir de compras al centro comercial más bonito del mundo: Carefour?

¿Volveré a considerar que Gaza me basta y me sobra de todas las ciudades del mundo, y que sus y que sus capacidades simples son suficientes de proporcionar una vida plena? ¿Volveré a odiar mudarme al extranjero e intentar permanecer cerca del padre, de la madre, del árbol y de la hogar?

¿Volveremos a caminar por las calles sin miedo a tropezar con un cadáver en el camino, o un árbol roto, o un edificio tirado en el suelo?

 ¿Sabremos caminar por la calle con asfalto uniforme, en lugar de piedras rotas? Oh Dios, ¿despertaremos de la larga pesadilla de la guerra y volveremos a Gaza?